Santa Clara fue una espléndida y exitosa mujer apasionada por la vida espiritual y las cosas que esta conlleva. Al igual que muchas otras santas, tal como la Rosa de Lima, desde su infancia decidió mostrar cualidades en esta vocación. las cuales, impulsarían a su familiares y amigos a apoyarla al consagrar su vida a Dios.
A medida que se fue desarrollando en el ámbito religioso, conoció a muchas personas, entre ellas, su maestro, San Francisco de Asís, y a pesar que muchos parientes de ella se oponían a esta importante decisión, fue consagrada bajo este ministerio. Santa Clara provino de una familia adinerada, no obstante, se vio obligada a dejar de tratar a la gran mayoría debido a que se convirtió en una seguidora de Cristo. Se destaca esta santa en ser la primera mujer que realizó reglas sobre la vida religiosa para su género; en las cuales, deposito gran parte de su fe y confianza.
¿Qué se le pide a Santa Clara?
En las situaciones más difíciles, los problemas más complicados, la pérdida total de la cordura o en las ocasiones en las que te sientas vacío, Santa Clara de Asís estará ahí para ayudar a cualquiera que anhele el apoyo y cuidado que le brinda a cada uno de sus siervos. Normalmente se le pide su bendición para que ilumine la mente de las personas más cercanas, para que ayude a los matrimonios que están pasando por una crisis, o proveerle hijos a las mujeres que son incapaces de tenerlos naturalmente.
Milagros de Santa Clara
Aquí podemos mencionar algunos milagros realizados por Santa Clara:
Testimonio de la multiplicación:
Unos de los mayores milagros que la santa ofreció fue gracias a la fe de una joven, una noche en que los sarracenos intentaron destruir un monasterio que adoraba a Dios, con la finalidad de matar a todas las personas que se encontraban en el lugar. A pesar de que esta era una indefensa mujer, pidió con todas sus fuerzas y entregó toda su fe a su Creador. Él respondió a las suplicas de su querida sierva sin abandonarla, manifestando su presencia en el sitio, ocasionando que todos aquellos soldados salieran huyendo al ver que no eran capaces de combatir semejante poder.
En el monasterio, encerrados por causa de las constantes matanzas al creyente, se estaba agotando la comida y el agua. Donde sólo se hallaba un pan, también había una mujer, devota de su Creador; ésta comenzó a rezar con tanta pasión que la santa fue incapaz de ignorar sus suplicas.
La joven se encargó de repartir el pan, partiéndolo a la mitad; una para las monjas que se encontraban cerca de ella y la otra para sus hermanos. En ese momento el pan empezó a multiplicarse para que todos comieran esa noche.
Testimonio de una mujer que fue sanada de su condición mental y física:
Un día, una bella dama invitó a su padre para comer en un convento que estaban realizando por su localidad. Ella padecía de una enfermedad incurable, y en ese momento le había pedido a su padre que los bendijera para que quedarán los recuerdos de esa hermosa comida, sin embargo, este se negó rotundamente y le pidió que, en señal de obediencia, esta fuera la que dirigiera la bendición.
La bendición de esta mujer no fue sólo física sino también mental. Duró más de 27 años con esa enfermedad, aunque los especialistas le dijeron que no tenía mucho tiempo. Y aún en su último suspiro, dedicó su vida a alabar a la santa y a trabajar, sin protestar o quejarse de lo dolorosa que fue su enfermedad, ella siempre confiaba en que su fe y la santa la iban a salvar de todos los males y temores. Cómo así lo creyó, así fue.